Medicación ante el malestar ¿sí o no?

 

Si llevas una temporada apático, sientes que te agobias por cualquier cosa, y en ocasiones parece que te cuesta respirar, empiezas a plantearte que quizás debas acudir al médico, porque alguna solución habrá que poner.

Le explicas detenidamente tus síntomas y entonces te dice que no te preocupes, que esto hoy en día es muy frecuente, y que con unas pastillitas lo vamos a arreglar (cualquier farmacéutico podrá indicarnos la cantidad de ansiolíticos y antidepresivos que dispensa a diario). No tienes muy claro si esta medicación te va a ayudar, te han explicado que el mínimo del tratamiento psicofarmacológico son 6 meses, pues aún reticente, decides tomarlo porque no quieres seguir con este malestar.

Los ansiolíticos tienen un efecto inmediato y duermes de maravilla, pero el levantarse cuesta una barbaridad, y estás todo la mañana con gran aturdimiento, ahora sí, estás muy tranquilito.

Los antidepresivos tardan unos 15 días en actuar y parece que algo más animado estás, bueno, pues parece que esto algo funciona, vamos a confiar en ello. Vuelves a retomar actividades aprovechando que estás más enérgico, y lógicamente te empiezas a encontrar mejor. No tenemos muy claro si es debido a la medicación en sí, o si es efecto placebo, es decir, tu confianza en que la pastillita te va a ayudar, hace que tú mismo te movilices y tengas otra actitud. El origen de tu mejoría no está claro, pero al fin y al cabo estás mejor, que es lo que importa. Los meses pasan y llegamos al sexto…. ¿Y ahora qué? ¿Si lo dejas de tomar, volverá la tristeza y la ansiedad?

La medicación genera, sin duda, dependencia, pero si se retira de forma paulatina, como el médico te pauta, podrás superarlo sin problema. Lo que es preocupante no es el tema fisiológico, si no la dependencia psicológica. Es imposible que tu vida haya cambiado en 6 meses si no te has tomado la vida de otra manera, si no has decidido no darle importancia a ciertas cosas, si no has buscado apoyo emocional, si no has buscado actividades y objetivos que te motiven, si no has afrontado ciertos problemas reales… la medicación puede darte un empujoncito, pero el resto lo haces tú.

Entonces…¿tomar o no tomar medicación? El médico te lo recomienda y tú decides.
 Hay casos en los que sí o sí es necesaria, como por ejemplo ante  trastornos psicóticos, bipolares, algunos trastornos de personalidad, depresiones muy severas (entre otros),  pero aquí ya no estamos hablando de simples antidepresivos y ansiolíticos, si no de otro tipo de medicación, estos casos se ocupa directamente psiquiatría, y no debes decidir tú, sigue fielmente las indicaciones del psiquiatra.

Pero lo que a ti te pasaba no eran casos de este tipo, es de esos de “ahora hay mucha gente así”, es decir, un trastorno de ansiedad generalizada, incluso ataques de pánico, o un estado de ánimo bajito, que no es tan relevante como para que te hagan un diagnóstico de depresión. Esto es simplificar muchísimo, con la variedad de patologías existentes, pero no se trata de hacer un listado a ver dónde encajas, se trata de que analices lo que te sucede y si crees que está en tu mano solucionarlo, aunque ahora mismo, no sepas cómo. En la vida hay etapas difíciles donde surgen dificultades y no podemos tirar de medicación cada vez que sintamos que algo nos desborda. Lo bonito es aprender a superarnos, a conocernos, a saber por dónde y cómo, el ser humano tiene capacidad para lo más insospechado.

Si decides tomar medicación, aprovecha ese tiempo para aprender a autogestionarte. Aprovecha ahora que estás un poco más enérgico y acude al psicólogo para aprender esas habilidades que te faltan, para que cuando termines el tratamiento psicofarmacológico estés preparado para manejar el nerviosismo, para ser capaz de sonreír aunque el día sea duro, para ser capaz de gestionar los problemas, para que estés preparado para la vida!

Lo que aprendas con el psicólogo te sirve para toda la vida, no tienes que volver cada vez que surjan vicisitudes, el aprendizaje ya lo llevas.

APRENDE A DEPENDER DE TI Y NO DE PASTILLITAS.

 

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