Paradojas emocionales

 

Es curioso que pasamos parte de la vida intentando no sentirnos mal, sobre todo no sentir tristeza, que es una de las emociones que más nos angustia… y sin embargo, a veces las emociones están ahí porque han de estar, porque nos ayudan a aceptar situaciones nuevas o pérdidas. Es un proceso que ha de ocurrir, y cuanto más lo quieras alejar de ti, más tiempo permanecerá.

Conversando un día con mi buen amigo Diego Fernández sobre estas paradojas de las emociones, me regaló esta poesía:

Vale, puedes quedarte.

Te dejo que compartas conmigo estos momentos de agonía.

Dame tiempo, necesito acostumbrarme a ti,

a conocer tus formas,

a ver tu necesidad de marcar el camino.

Dame tiempo para reconocerte.

Tu presencia me duele,

pero supongo que es normal,

sólo debo aceptar que estás aquí

y durante un tiempo serás mi compañera.

No sé cómo llamarte,

no sé cómo pedirte que te vayas.

Acepto tus maneras de enseñarme

a que no vuelva a equivocarme.

No podrás con mis fuerzas,

por eso acepto que estás,

pero sigo sin poder nombrarte

y sigo sin saber quién eres.

                             TRISTEZA.

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