Nos divorciamos. ¿Y los niños qué?
El porcentaje de personas que se separan o divorcian es cada día más elevado.
Es una decisión muy difícil y dolorosa, sobre todo cuando se tienen hijos. Es dolorosa, pero sin duda, en muchos casos, la mejor. Cuando la pareja ya no se quiere y aguanta simplemente para que los hijos no sufran, están consiguiendo justamente el efecto contrario.
Los niños están viviendo en un ambiente tenso donde más que respirar cariño y respeto, que es lo que les hace crecer con seguridad y confianza en sí mismos, tienden a aislarse en su cuarto para evitar escuchar más de esas desagradables y constantes discusiones.
Una vez que se es consciente de ello, se procede a llevar a cabo el proceso de separación o divorcio. Y aquí es cuando viene la parte más complicada.
Los hijos no tienen por qué sufrir tremendamente si las cosas se hacen bien. Si los padres consiguen mantener una cordialidad, los niños acaban adaptándose a la nueva situación.
¿Dónde está la dificultad? Los progenitores muchas veces utilizan a los hijos y descargan su ira hacia el otro haciendo críticas y descalificando. O les intentan mandar “mensajitos” a través de ellos e incluso pretenden que el otro quede como el “malo de la película” para sentir que “yo si estoy haciendo las cosas bien” y de esta forma aliviar su estado emocional negativo. Lo que se consigue con este tipo de conductas es que el hijo entre en un conflicto de lealtades.
Entonces, no nos separamos por no hacer daño a nuestros hijos y… ¿después los utilizamos para canalizar nuestra rabia? ¿Qué sentido tiene esto?
Por favor, pensemos más en nuestros niños, vamos a ponérselo fácil, vamos a intentar que sientan que tienen dos hogares y que siguen teniendo padre y madre. Ellos no tienen por qué sufrir las consecuencias de que nosotros no nos hayamos sabido entender, ellos no han de ser las víctimas de nuestro malestar.
Si los padres se encuentran mal, que es lo lógico, es lo que toca en un momento de duelo, que busquen apoyo en sus amistades y familiares y si esto no basta, que busquen apoyo profesional.
Consigamos que el concepto “hijo de padres separados” no sea tan negativo, con esfuerzo, haciendo las cosas correctamente, es posible.
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