Se observa una incapacidad persistente para hablar en situaciones sociales específicas (en las que se espera que hable, p.ej., el colegio) a pesar de hacerlo en otras situaciones.

La duración de esta alteración ha de ser al menos de un mes (no limitado al primer mes de colegio). Y evidentemente, la incapacidad para hablar no se debe a una falta de conocimiento o de fluidez del lenguaje hablado requerido en la situación social.