En el transcurso de la vida aparecen muchas nuevas situaciones, que en ocasiones, no somos capaces de aceptar o manejar. No es tan importante la nueva situación en sí, como los recursos que tenga el individuo para enfrentarse a ella.

Las dificultades pueden ser tantas como situaciones puedan ocurrir, por ejemplo, no adaptarse a una nueva ciudad, una nueva clase o trabajo; no aceptar los deterioros psicofisiológicos que conlleva el paso del tiempo, la jubilación, la menopausia; no aceptar una enfermedad que conlleva limitaciones, o procesos oncológicos; no aceptar la dificultad para lograr un embarazo, estar en paro…